domingo, 29 de septiembre de 2024

Presentación libro "NO ES LA DEPRESION SINO UN HORIZONTE QUE SE LEVANTA" de Diana Ferreyra

 

“NO ES LA DEPRESION, SINO UN HORIZONTE QUE SE LEVANTA” DE DIANA FERREYRA

 

I

Veinticuatro poemas con cuatro apartados que se conjugan en sus títulos, se hacen guiños de continuidad, de enlazamiento a veces lúdico, a veces llama que se enciende adolorida: “Reflejos noventeros Canibal…No es la depresión sino un horizonte que se levanta”; como un “no te claves en la textura ¡escucha!”.

"Otra vez la misericordia y sientes una quemadura en el pecho —ya no eres tú sino el retrato que quiso tu padre / tu madre / quien te ama— la radioterapia no ardía tan profundo. Buenismo // algo incómodo / pero sé que este dogma no romperá mis muros / alzaré horizontes / y tendré árboles para tocar las nubes y —si se puede— dormir en una constelación."

Diana Ferreyra hace uso de sus herramientas, de su lenguaje poético, de sus metáforas, de su transitar por diversos mundos y compartirlos porque así es su vibración: extensa, va encontrando ecos  que la reflejan y que la aman y que la duelen. De eso nos da cuenta en sus intensidades lingüísticas que develan su oficio en el campo de las letras, donde el verso fluye en ritmos y silencios indispensables.

"Soy la generación que perdió un brazo, ojos, que usa bastón para los vagones del metro, papá y mamá nos mentían. Decían: hay paz / hay dinero / y libros. Pero también fue la década del Prozac, (perdimos a Kurt Cobain) el final de la fría guerra; (el dólar es el símbolo universal) de la tercera dimensión; (la vida tiene plataformas) y diversas enfermedades. Empezamos a conocer el dolor."

La conmiseración no está en su poética ¡No! Aquí la fuerza de sus versos estremece por su contundencia.

"Yo fui maestra Pokémon en un día que aumentaron el precio de medicamentos & libros & cerraron las bibliotecas 14 por huelgas infinitas. Yo atrapaba seres de otro planeta cuando éramos los niños del milenio esperábamos viajar a Marte o a Venus para reencontrarnos con nuestros ancestros; & ansiábamos la cura del cáncer para que nuestros vecinos nos acompañaran a jugar en la calle. Yo quería un Wigglytuff para brincar en las nubes & la luna como conejo de la noche era el indicado el elegido como la felicidad se elige con un ojo cerrado & con la sorpresa en la madrugada."

La tarea de prologar esta obra de Diana Ferreyra es un abrir múltiples puertas, cada apartado va sorprendiendo ganando fuerza en este viaje por senderos de imágenes y metáforas que dan cabida a términos médicos: pregabalina,etc.

"No me salves la pregabalina hace lo suyo. No quiero tu consuelo he vomitado en los pasillos del hospital el mar me condena ¿qué puedes hacer por mí? Soy la segunda opción / plato / banquete / opción / caricia / B / no tienes por qué salvarme puedo lidiar con los espectros olores fétidos & con la sangre / también con el tramadol y el CBD puedo con la morfina y los espasmos el dolor tiene mi nombre No me salves no hace falta."

La poética de la escritora se nutre de su contexto interno y externo, lo estremece y embellece y nos lo comparte y se lo agradecemos. Diría que nos da pistas generacionales como cartas de navegación para adentrarnos en mundos heterogéneos donde la poesía sigue siendo la vía para decir, para versificar el tiempo, como lo hace ella.

"No quisiera contarte cómo hay murmullos que se despiden de mí ni cómo los gatos ahuyentan tus fantasmas Tú no me necesitas apenas puedes con tu espalda tu mente que es un cactus o con tu alma que es bipolar. No quisiera contarte pero yo misma 29 estoy edificando mis palabras de acero & mi cuerpo transparente. Otras personas te dirán cómo se levanta mi horizonte."

Se mira en el espejo de la hoja en blanco que la refleja y brotan los versos, las imágenes le brotan no desmesuradamente atropelladas, sino amorosamente depuradas y construidas, en ese hacer va encontrando la manera de decir de aquello que la vive. De aquello que le habla desde su propio ser donde su tiempo se conjuga en todos los tiempos verbales, donde la policromía de medicaciones, estudios radiológicos la han tomado de la mano para hacerla testigo para que diga de su existencia, la de ella y la de la materia que la trasmuta y la tiene y la destiene, donde el paralelismo de la existencia se hace poesía.

"Ojalá pudieras reconocer mi cuello cual torre de soles aparecen en primavera & otoño & germina en una concha de luz hay un olor a fuego & vainilla que desprende de mi cutis."

Ahí va la poeta en este viaje al arte infinito de las letras, no lo niega, lo mira de frente y de soslayo, le habla y le dice  de su ser, le va develando que el camino sonoro de versificar lo y ver sificar se es un horizonte que se levanta.

"Nadie me va a callar aunque la tierra devore mi intestino y me deja sin uñas / resucito en un pájaro después que las hormigas consuman mi piel. Nadie me va a callar aunque el cáncer golpee mi cadera / el polvo me construye / los cabellos y párpados crecen luego que encuentren mi cuerpo en una fosa de luz. Nadie me va a callar aunque K aparezca como lluvia y pierda el sentido de vivir / me convierto en su lágrima lo consuelo con una cobija de nubes. Nadie me va a callar aunque la soga decore mi cuello / y los coágulos broten en el pecho / caigo en una cama de flores y me levanto de las cuchillas empezar de cero no me es ajeno."

Margarita Vázquez Díaz

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