En
2016 tuve la oportunidad de coordinar un Taller de Poesía Oral (muy peculiar)
con un grupo de mujeres en la comunidad indígena de Santa Fe de la Laguna. Les
comparto está experiencia de tiempo y espacio conectada a la Tierra Tierra…
I
Comentarios al proceso del trabajo de
las mujeres de Santa Fe de la Laguna, participantes en el Taller de Poesía Oral
para participar en el “14 Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas#,
en el que tuve que tuve la oportunidad de estar muy de cerca de su proceso
creativo. Y el cual culminó en una propuesta multimedia. Fue el broche de oro
que daría fin a un ciclo de 28 años como Investigadora en la Unidad Regional
Michoacán de Culturas Populares.
II
Saber
de mujeres en un tiempo y espacio que les posibilitó conjuntar sus
sensibilidades e intuiciones a partir de la lengua madre que les fue otorgada
en el tiempo de los saberes de tierra y agua, de viento y fuego… otorga la certeza
de un tiempo en que esta lluvia engrandece.
A lo largo
de un mes fui testiga del proceso de creación de poesía oral de un grupo de
mujeres (Olga Martha, Olivia, Lupita, Susana), integrantes del “Coro Tata
Vasco” en la comunidad indígena purhépecha de Sta. Fe de la Laguna, a través de
un “Taller Comunitario de Poesía Oral”.
Supieron
hacia dónde iría lo que del taller surgiera (hacia el concurso del “14º Premio
Nezahualcóyotl de literatura en lenguas mexicanas en Poesía Oral”, siempre y
cuando ellas estuvieran de acuerdo.
Las
resonancias del sonido de su propia lengua materna les iba dando elementos de
construcción sonora, donde la inspiración se encontraba al alcance de su mano y
de su voz: sonidos y visiones de ave, de viento, de lluvia y trueno. Entorno de
ensueño arbolado y recién llovido, faldones brillantes de colores luminosos, torres
pequeñas que resguardan los milagros y las veladoras; olores de leña, de
hierbas, de árboles frondosos. La oralidad poética se manifestaba en su voz.
III
Creo
que desde la primera sesión del Taller de Poesía Oral vislumbraron cuál sería
el alcance de lo que realizarían, elaborando un mapa oral (del cual yo tomaba
nota).
Pero
ni aun así había visto cuál era su visión de lo que realizarían, fue hasta la
2ª o 3ra sesión que me di cuenta cuando Olga, una de las participantes más
activa y propositivas, habló de la ceremonia (ritual) y el desplazamiento que
harían. Era una puesta en escena lo que estaban proponiendo (???), me pregunté
y les pregunté. Les volví a leer algunos puntos del manual que nos enviaron
sobre el taller en donde se resaltaba a la oralidad como una prioridad, y a la
creación de una poesía oral que no se desligara de sus propias raíces y
tradición, y bla, bla, bla. Todo esto para participar en el “14º premio
Nezahualcóyotl de literatura en lengua mexicana y poesía oral”.
Ellas
escuchaban silenciosas para estallar en carcajadas jocosas: “¿sólo eso es lo
que quieren? pues nosotras ya vamos más adelantadas”, dijeron.
III
No obstante,
reconocieron que el poema oral les brotaba fluidamente (Lupita Dimas transcribía
en su lengua materna lo que iban aportando todas). Cuando estuvo terminado el
poema venía otra parte del proceso: leer en su propia lengua para hacer la
grabación del poema colectivo que habían creado. Fue ahí que reconocieron que
era otra cosa leerlo[1], que les costaba un poco
de trabajo pero que lo repasarían en su casa para el día que se llevara a cabo
la grabación final.
Días antes
de la grabación nos reuníamos para acordar detalles, pero la concepción final
fue toda una sorpresa al ver el conjunto del mapa que se habían imaginado en el
inicio del taller. Y sí, comprobé que en cuestión de su lengua madre, de sus
costumbres, resonancias ancestrales y creatividad ellas iban más adelante.
Palpé
un proceso de oralitura entrañable, pude constatar en carne propia que la
lengua materna en Santa Fe de la Laguna tiene larga vida, porque ahí todas y
todos hablan purhépecha. Desde el más pequeño, hasta los muchachos y muchachas
que laboran o estudian y retornan a su lugar de origen. En la combi, en el
camión, en la tienda, en la taquería, en la calle, en la pequeña placita, en la
iglesia, en sus festividades tradicionales, en todo palpé un ambiente de
fiesta.