viernes, 11 de junio de 2021

LA CERTEZA DE LA LLUVIA

 



En 2016 tuve la oportunidad de coordinar un Taller de Poesía Oral (muy peculiar) con un grupo de mujeres en la comunidad indígena de Santa Fe de la Laguna. Les comparto está experiencia de tiempo y espacio conectada a la Tierra Tierra…

I

Comentarios al proceso del trabajo de las mujeres de Santa Fe de la Laguna, participantes en el Taller de Poesía Oral para participar en el “14 Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas#, en el que tuve que tuve la oportunidad de estar muy de cerca de su proceso creativo. Y el cual culminó en una propuesta multimedia. Fue el broche de oro que daría fin a un ciclo de 28 años como Investigadora en la Unidad Regional Michoacán de Culturas Populares.

II

Saber de mujeres en un tiempo y espacio que les posibilitó conjuntar sus sensibilidades e intuiciones a partir de la lengua madre que les fue otorgada en el tiempo de los saberes de tierra y agua, de viento y fuego… otorga la certeza de un tiempo en que esta lluvia engrandece.

A lo largo de un mes fui testiga del proceso de creación de poesía oral de un grupo de mujeres (Olga Martha, Olivia, Lupita, Susana), integrantes del “Coro Tata Vasco” en la comunidad indígena purhépecha de Sta. Fe de la Laguna, a través de un “Taller Comunitario de Poesía Oral”.

Supieron hacia dónde iría lo que del taller surgiera (hacia el concurso del “14º Premio Nezahualcóyotl de literatura en lenguas mexicanas en Poesía Oral”, siempre y cuando ellas estuvieran de acuerdo.

Las resonancias del sonido de su propia lengua materna les iba dando elementos de construcción sonora, donde la inspiración se encontraba al alcance de su mano y de su voz: sonidos y visiones de ave, de viento, de lluvia y trueno. Entorno de ensueño arbolado y recién llovido, faldones brillantes de colores luminosos, torres pequeñas que resguardan los milagros y las veladoras; olores de leña, de hierbas, de árboles frondosos. La oralidad poética se manifestaba en su voz.

III

Creo que desde la primera sesión del Taller de Poesía Oral vislumbraron cuál sería el alcance de lo que realizarían, elaborando un mapa oral (del cual yo tomaba nota).

Pero ni aun así había visto cuál era su visión de lo que realizarían, fue hasta la 2ª o 3ra sesión que me di cuenta cuando Olga, una de las participantes más activa y propositivas, habló de la ceremonia (ritual) y el desplazamiento que harían. Era una puesta en escena lo que estaban proponiendo (???), me pregunté y les pregunté. Les volví a leer algunos puntos del manual que nos enviaron sobre el taller en donde se resaltaba a la oralidad como una prioridad, y a la creación de una poesía oral que no se desligara de sus propias raíces y tradición, y bla, bla, bla. Todo esto para participar en el “14º premio Nezahualcóyotl de literatura en lengua mexicana y poesía oral”.

Ellas escuchaban silenciosas para estallar en carcajadas jocosas: “¿sólo eso es lo que quieren? pues nosotras ya vamos más adelantadas”, dijeron.

III

No obstante, reconocieron que el poema oral les brotaba fluidamente (Lupita Dimas transcribía en su lengua materna lo que iban aportando todas). Cuando estuvo terminado el poema venía otra parte del proceso: leer en su propia lengua para hacer la grabación del poema colectivo que habían creado. Fue ahí que reconocieron que era otra cosa leerlo[1], que les costaba un poco de trabajo pero que lo repasarían en su casa para el día que se llevara a cabo la grabación final.

Días antes de la grabación nos reuníamos para acordar detalles, pero la concepción final fue toda una sorpresa al ver el conjunto del mapa que se habían imaginado en el inicio del taller. Y sí, comprobé que en cuestión de su lengua madre, de sus costumbres, resonancias ancestrales y creatividad ellas iban más adelante.

Palpé un proceso de oralitura entrañable, pude constatar en carne propia que la lengua materna en Santa Fe de la Laguna tiene larga vida, porque ahí todas y todos hablan purhépecha. Desde el más pequeño, hasta los muchachos y muchachas que laboran o estudian y retornan a su lugar de origen. En la combi, en el camión, en la tienda, en la taquería, en la calle, en la pequeña placita, en la iglesia, en sus festividades tradicionales, en todo palpé un ambiente de fiesta.



[1] Por comentarios de las participantes nos mencionaron que son hablantes del purhépecha como lengua materna, pero que nunca habían aprendido a leerlo y escribirlo (la mayoría de ellas) Su aprendizaje de lecto- escritura fue del español.

 

 

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