“NO
ES LA DEPRESION, SINO UN HORIZONTE QUE SE LEVANTA” DE DIANA FERREYRA
I
Veinticuatro
poemas con cuatro apartados que se conjugan en sus títulos, se hacen guiños de
continuidad, de enlazamiento a veces lúdico, a veces llama que se enciende
adolorida: “Reflejos noventeros Canibal…No es la depresión sino un horizonte
que se levanta”; como un “no te claves en la textura ¡escucha!”.
"Otra vez la
misericordia y sientes una quemadura en el pecho —ya no eres tú sino el retrato
que quiso tu padre / tu madre / quien te ama— la radioterapia no ardía tan
profundo. Buenismo // algo incómodo / pero sé que este dogma no romperá mis
muros / alzaré horizontes / y tendré árboles para tocar las nubes y —si se
puede— dormir en una constelación."
Diana
Ferreyra hace uso de sus herramientas, de su lenguaje poético, de sus metáforas,
de su transitar por diversos mundos y compartirlos porque así es su vibración:
extensa, va encontrando ecos que la
reflejan y que la aman y que la duelen. De eso nos da cuenta en sus
intensidades lingüísticas que develan su oficio en el campo de las letras,
donde el verso fluye en ritmos y silencios indispensables.
"Soy la
generación que perdió un brazo, ojos, que usa bastón para los vagones del
metro, papá y mamá nos mentían. Decían: hay paz / hay dinero / y libros. Pero
también fue la década del Prozac, (perdimos a Kurt Cobain) el final de la fría
guerra; (el dólar es el símbolo universal) de la tercera dimensión; (la vida
tiene plataformas) y diversas enfermedades. Empezamos a conocer el dolor."
La
conmiseración no está en su poética ¡No! Aquí la fuerza de sus versos estremece
por su contundencia.
"Yo fui maestra
Pokémon en un día que aumentaron el precio de medicamentos & libros &
cerraron las bibliotecas 14 por huelgas infinitas. Yo atrapaba seres de otro
planeta cuando éramos los niños del milenio esperábamos viajar a Marte o a
Venus para reencontrarnos con nuestros ancestros; & ansiábamos la cura del
cáncer para que nuestros vecinos nos acompañaran a jugar en la calle. Yo quería
un Wigglytuff para brincar en las nubes & la luna como conejo de la noche
era el indicado el elegido como la felicidad se elige con un ojo cerrado &
con la sorpresa en la madrugada."
La tarea de prologar esta obra de Diana Ferreyra es un abrir múltiples puertas, cada apartado va sorprendiendo ganando fuerza en este viaje por senderos de imágenes y metáforas que dan cabida a términos médicos: pregabalina,etc.
"No me salves la pregabalina hace lo suyo. No quiero tu consuelo he
vomitado en los pasillos del hospital el mar me condena ¿qué puedes hacer por
mí? Soy la segunda opción / plato / banquete / opción / caricia / B / no tienes
por qué salvarme puedo lidiar con los espectros olores fétidos & con la
sangre / también con el tramadol y el CBD puedo con la morfina y los espasmos
el dolor tiene mi nombre No me salves no hace falta."
La
poética de la escritora se nutre de su contexto interno y externo, lo estremece
y embellece y nos lo comparte y se lo agradecemos. Diría que nos da pistas
generacionales como cartas de navegación para adentrarnos en mundos
heterogéneos donde la poesía sigue siendo la vía para decir, para versificar el
tiempo, como lo hace ella.
"No quisiera
contarte cómo hay murmullos que se despiden de mí ni cómo los gatos ahuyentan
tus fantasmas Tú no me necesitas apenas puedes con tu espalda tu mente que es
un cactus o con tu alma que es bipolar. No quisiera contarte pero yo misma 29
estoy edificando mis palabras de acero & mi cuerpo transparente. Otras
personas te dirán cómo se levanta mi horizonte."
Se
mira en el espejo de la hoja en blanco que la refleja y brotan los versos, las
imágenes le brotan no desmesuradamente atropelladas, sino amorosamente depuradas
y construidas, en ese hacer va encontrando la manera de decir de aquello que la
vive. De aquello que le habla desde su propio ser donde su tiempo se conjuga en
todos los tiempos verbales, donde la policromía de medicaciones, estudios
radiológicos la han tomado de la mano para hacerla testigo para que diga de su
existencia, la de ella y la de la materia que la trasmuta y la tiene y la
destiene, donde el paralelismo de la existencia se hace poesía.
"Ojalá pudieras
reconocer mi cuello cual torre de soles aparecen en primavera & otoño &
germina en una concha de luz hay un olor a fuego & vainilla que desprende
de mi cutis."
Ahí
va la poeta en este viaje al arte infinito de las letras, no lo niega, lo mira
de frente y de soslayo, le habla y le dice
de su ser, le va develando que el camino sonoro de versificar lo y ver
sificar se es un horizonte que se levanta.
"Nadie me va a callar aunque la tierra devore mi intestino y me deja sin uñas / resucito en un pájaro después que las hormigas consuman mi piel. Nadie me va a callar aunque el cáncer golpee mi cadera / el polvo me construye / los cabellos y párpados crecen luego que encuentren mi cuerpo en una fosa de luz. Nadie me va a callar aunque K aparezca como lluvia y pierda el sentido de vivir / me convierto en su lágrima lo consuelo con una cobija de nubes. Nadie me va a callar aunque la soga decore mi cuello / y los coágulos broten en el pecho / caigo en una cama de flores y me levanto de las cuchillas empezar de cero no me es ajeno."
Margarita
Vázquez Díaz